Uno de los aspectos fascinantes de leer es que puedes escaparte casi de cualquier cosa.
Así que decidí huir un rato de este siglo e irme a pasear por el S XII
Y allá voy… a la época de las cruzadas contra cátaros y albigenses, una España y una Europa medieval.
Sin migrantes empobrecidos y perseguidos… ¡ah caray! Espera… migraciones extremas y de pueblos enteros. Pueblos arrasados y sus habitantes pasados a cuchillo o quemados.
Bueno, dejemos eso a un lado. Una época de amor puro y cortesano de cantos, vihuelas y serenatas… este… de violaciones masivas y derechos de señor sobre las familias de sus siervos. ¿Ese amor sólo existía en las leyendas? Pues si. Matrimonios por conveniencia y espacio para intrigas, muerte y traiciones.
¡Ya! Un mundo pastoril de gente feliz y amable del campo, viviendo de la tierra. En contacto con la naturaleza. Si, por supuesto. Con los métodos de agricultura y ganadería apenas salidos de la edad de bronce la subsistencia era precaria. Una lucha feroz contra los elementos. y los vecinos, por los pocos recursos disponibles.
El clima era mejor, eso si. Ahora con el calentamiento global… claro, era más frío. Con gélidos inviernos que mataban a pueblos enteros. Sin hablar del confinamiento y hambruna. Mortandad infantil y materna sin hablar de los hombres muertos en batalla. O cualquiera de un simple resfriado
¡Ya basta! No. No basta. Persecuciones por razones inimaginables como brujería, herejía, huir del pueblo… Ahora pienso en las condiciones de salud. Dentistas. Antibióticos. Vacunas.
De todos modos me voy a cabalgar un rato con las mesnadas del Cid o de algún noble cátaro. Regreso a la hora de la comida… y a dormir en el aire acondicionado.
¡Deus veult!
“Dehet ait ki s’en fuit” (malhaya quien huya)