Caminaban en el sendero tantas veces atravesando el parque para llegar a casa. El viento no la dejaba escuchar bien, pero sabía que él estaba repasando el día, era la rutina diaria de ambos. A veces lo dejaba de escuchar y seguía oyendo su voz como la lluvia de fondo que los acompañaba. Reconfortante y familiar, algún trueno súbito, aunque esperado, la hacía sonreír y retomar el hilo de la conversación con un musitado “si, claro…” o “m´hm”
Sintió su mano, su aliento y adivinó sus ojos azules en la llovizna tenue.
Una caricia velada que sabía escondida, de ternura y cariño. Mucho más profundo que el amor que se profesaron hace tantos años. Su mano callosa envolvió la de ella que de, tantos años y quehacer, parecía de papel de china. Le dio un poco de pena porque una vez más olvidó ponerse la crema, aún así prefirió seguir tomada de esa fuerza tibia y constante.
El hogar los invitaba al fondo de la calle, algún vecino corrió para evitar mojarse mirándola extrañado de que siguiera caminando bajo el aguacero. Le dio risa, él la conoció así, caminando bajo una lluvia de verano y cuando a él no le importó que estuviera chorreando como un gato callejero ella le entregó su corazón para siempre.
Se soltó de su mano para encontrar las llaves, siempre las perdía. Extrañaba los días aquellos en que no eran necesarias, en ese pueblo que ahora era una gran ciudad. Casi las había encontrado cuando se abrió la puerta. Su hijo la miró, conocía esa expresión, la había visto en las caras de las monjas cuando se escapaba a la huerta del colegio y tenían que bajarla del árbol de arrayanes.
¡ay mamá, otra vez sin impermeable! ¡y sola! Con un reproche ya común.
Trató de interrumpir su regaño para decirle que venían juntos, su padre y ella. Que nunca estaba sola y volteó a su lado para mirarlo de nuevo con una sonrisa cómplice.
Una leve caricia en la mejilla y un susurrado “te quiero” derramó una lágrima confundida con la lluvia, fue lo único que quedó flotando en el viento mientras atravesaba el umbral.
Tabi me fascinó, qué bárbara , está hermoso. Felicidades.
Que no se haga real