Dicen que solos llegamos y solos nos vamos.
No es verdad. Nos vamos cargados de recuerdos, de risas, de besos y abrazos.
Nos vamos con las manos llenas de experiencias, con la boca atiborrada de sabores y con la mente rebosante de conocimiento.
No, no nos vamos solos, porque el día en que partimos, un pequeño trozo de los que nos amaron se muere con nosotros.
Crónicas del Mictlán - Los cuentos del Vientos del Sur
Te despediste de mí esta mañana de domingo.
Caminaba en esa playa abrupta de La Baja donde anduviste navegando tanto tiempo, con tantas aventuras, tan divertido e intenso. Con anécdotas e historias que nos hacían doblarnos de risa. y ahí, mientras atravesaba la duna una pluma, recién caída me pidió ser recolectada. Gris tornasol. con reflejos de tus ojos.
Aun no sabía que ya te habías ido. Esperaba alcanzarte aquí. En este plano.
Quizás beber un calvados mirando las estrellas o un verde chartreuse “carburándolo” antes de salir a bailar en los campanarios de catedral. A riesgo de rompemos, no una pierna o un brazo, sino la crisma ya de una buena y santa vez.
¿Recuerdas subir por la portezuela de la muerte hasta arriba?
Antier miraba el cielo, la Vía Láctea, las constelaciones y perseguíamos la senda de loa satélites, buscando la Osa mayor. Y el enamorado de la misma, esa, la que siempre teníamos en común, me aparecía en un susurro de memorias.
Estirar la mano y navegar en las estrellas. Ahí vas compadre querido.
Además te robaste mi escapulario. Hoy al vestirme me quedé con él en la mano. Se reventó la cadena (la de Carmen… tu estilo de chiste, una canción tonta y pegajosa)
Y estoy segura de que te la llevaste para cumplir la promesa carmelita… que se cumplirá.
Y no, no te fuiste solo… el mundo se oscurece un poco sin tu presencia y se ilumina con tu memoria.
El inevitable fin. El misterio sin respuestas. La separación que no se acepta. Todo es parte de vivir.
Creo que lo conocí un poco al leer esto, Tabi.
Qué despedida tan llena de ti y de quien se fue pero también se queda...