Si me llamo Gabino Barrera, si, como el del corrido, no, no es mi pariente ni nada. ¿Que pensaban mis papás? No pues lo mismo me he preguntado toda la vida.
Si soy del norte, ademas, así que nunca me dejan olvidarlo. Y así como mis primos también jalé pa'[ otro lado; allá, nos dijeron, las hembras son más chulas, puras güeras y aflojan todas. Acá de este lado pues son prietitas, muy chulas eso si, pero bien apretadas y cuidadas los hermanos y tíos, corno la mía, mi Martina.
Y si, jalaban, pero no eran chulas ni nada, eran gordas y fodongas, ni una tortilla saben echar y nomás estaban duro y dale con que me las cogiera, su Latin Lover me decían, eso sí me tuvo la Lindsey bien acomodado y sin trabajarle tan duro, a veces para que dijera que ahí estaba encerrado en la casa me iba a echar unas chevas con mis cuates. Hasta que ya no pude.
Me regresé en una troca, pidiendo raites a como fuera. Y claro pasó una camioneta gris, arregladita con placas de allá. Y ni lo pensé, me dijeron que me subiera con una seña y en la caja me acomodé, la música de los Tucanes, los Tigres y los Huracanes se oía clarito hasta con ruido del viento y ni el polvo levantado tapaba los oídos.
Creo era el polvo porque los ojos me lloraban mucho y también se me cerraba la garganta pero seguro era por lo mismo, no tuvo nada que ver que me acordara de mi mamacita sirviendo café y frijoles para todos los chamacos ni que la canción hablara de que al gringo amante de su prieta, de que podría haberse llamada Gabino, Ceferino o Salustiano, como mi tata.
Ni de que estaba escapándome de los rangers que cruzan la frontera para agarrase a balazos can los federales. Nomás me lloraban los ojos de ya no ver a mis morritos, siendo pobres nunca saldrían de ahí, del terregal. Por eso me fui. Pero volví y no era nada como lo que creía desde antes.
Nada tuvo que ver el güero de la tejana gris que encontré con mi prieta chula al volver con puro papelito verde, de los que saqué a la gringa gorda mientras me suplicaba que no la matara.
Pero ya era muy tarde. Allá si te cuelgan. Y por eso volví. Pero no, no era como yo creía…. No sabía que me iba a encontrar todo igual. Ahí mismo, casi encima de mi Martina, destripé al gabacho, chillaba como cochi, como la Lindsey, ella y él, igualitos. Ha de ser por lo güeros que gritan así.
Ahí se quedó mi Martina con los morritos y los papelitos verdes, ya no voy a volver. Ya no puedo volver. Cambiarán el corrido de Gabino Barrera por el asesino... que maté de manera legal cegado por la pasión ... y ahí ustedes sigan yo ya ni para cantar corridos sirvo