Todos estamos en guerra.
Ucrania, Rusia… Los Balcanes vuelven a explotar como hace cien años. Una pandemia azota al mundo. tal y como hace cien años. Una depresión económica también, cambios en gobiernos de liberales a totalitarios y al revés. Libertades y represiones, migraciones y campos de refugiados (eufemismo para campos de concentración)
Parece que nada ha cambiado, que apenas salimos de una y entramos en otra. La guerra fría, esa que vivimos los de mi edad y que parecía haber acabado, revivió y otra vez levanta su fea cabeza. Nunca se acabó, tan solo se quedó dormida entre las serpientes de la economía y los poderes a los que no les importan ni un pepino las vidas de los ciudadanos normales.
Hoy salen los chicos y chicas con la esperanza en la mirada, brillantes de alegría, miedo y valentía a enfrentar un destino bastante cierto. Honor, gloria… si, todo eso que hemos inventado para que se maten los que no saben el porqué de estos conflictos mientras que los que si lo saben se reúnen alrededor de una mesa y cambian fronteras como panecillos.
Y no es la única guerra, nosotros, en México, estamos en una guerra interminable. ¿cuándo fue la última vez que NO supiste de un atentado o balacera? ¿que pasó el día sin que en algún lugar cerca o no tan lejos de tu casa hubieran habido crímenes?
Y también aquí, nuestros jóvenes salen al mundo con una cara brillante de esperanza desesperanzada y aún así, valiente y decidida. Porque al fin y al cabo…
SI VUELVO HACEMOS FIESTA Y SI NO HÁGANME UN CORRIDO