Casi tan famosas cómo el día de muertos y siendo parte de las festividades, son las “calaveritas” literarias.
Yo supongo que empezaron el SXVI porque aprovechan esa rima consonante y a veces de pie quebrado, que tiene el ritmo y sonsonete de las canciones vernáculas, como las de los cantores veracruzanos que she burlan del cliente, del país y de cualquiera que se les ponga a tiro.
A mi me divierten mucho y en estos días, y por las madrugadas lo he de confesar, me la paso contando sílabas y buscando rimar lo inefable. La muerte, la risa y el desparpajo con los que la vivimos. Este año hice algunas, otros años he hecho mas… las comparto y si quieres pon alguna tuya en los comentarios ¡me encantará leerte!
Por eso ¡VIVA LA VIDA! y vamos a rimar, a cantar, a beber y a ¡VIVIR!
Le pelona me pidió, suplicando sin cesar, que un mal amor le quitara y yo solo respondía… “Eso ni el cloro lo saca” La pobre muerte se fue, al infierno llorando muy quedito, iba muy sola en el mundo y mejor la abracé “amiga mía me voy contigo ya yo regresaré otro día”
En Xibalbá los demonios huyendo del inconsciente bailaban rock&roll y jazz con Erickson, con Jung y con Freud ¡Que esto el infierno no es! Gritaban muertos de risa
La flaca vestida de negro con su guadaña marcaba los ritmos llevando el compás… Ya de salida la calaca sin ánimo de ofender, a mis amigos se quiso llevar, la inundaron con Excel, con Power Point e IA y por eso se espantó y mejor cargó con sus triques, sus costales y ya mejor otras vidas fue a traer.
A mas de uno se quiso jalar pero en un coro fenomenal mis amigos y parientes le sonrieron y gritaron “Aquí nos pelas… los dientes”
Ya ves calaca, estás loca, a mi no me llevas tan fácil… y un amigo que yo tengo, que como es maestro al fin, nos regaña y nos conmina “ya pongan su camarita. Que no quiero ver negrura ni una bolsa de basura, ni una voz del más allá, que al final todo se queda de este lado de xibalbá”
Que ni el cielo ni el infierno a mi hoy no me tocan, no los quiero para mi, ni olvido ni sufrimiento, solo acepto la alegría. A mi pesar yo comprendo que lo agridulce es la vida.
Ahora ya desde aquí, desde lo profundo te invito; soñaremos, respirando, viviendo la vida de hoy, la que tenemos regalada, cambiaremos al mundo entero y aún más. Perdonando, cantando, bebiendo y comiendo, amando y al mundo, en fin, queriendo.
la Martiniana te dejo esta belleza para este día (y para cualquier otro)
A la Tabi fue a buscar
hasta Cancún la calaca.
Quería aprender a rimar
y pasearse por la playa.
No logró escribir un verso
por carecer de talento.
Claro, tiene el cráneo hueco,
no hay un gramo de cerebro.
Tabi sigue viva y sana
pues la Muerte la olvidó
desde el día en que en la playa
un infeliz...
¡la guadaña le robó!